- Miguel de Santiago era un famoso pintor quiteño. Cierta, vez se propuso pintar a un
Cristo en agonía. Desnudó a un alumno suyo y lo crucificó. Pero el joven no agonizaba, Y el pintor le decía.
-¿Sufres?
-No, maestro -contestaba el muchacho-.
Ciego de cólera, Santiago atravesó con una lanza el
Cuerpo de su alumno. Cuando éste agonizaba, se dedicó a pintarlo. Mientras el joven
se quejaba de dolor, Santiago se repetía:
¡Bien! ¡Muy bien Maestro! ¡Así, Santiago!
Terminado el cuadro, Santiago desató a su alumno. El joven cayó muerto,
En ese momento Santiago se dio cuenta de lo que había cometió.
Huyo, en su taller quedo terminado un precioso Cristo en agonía
-¿Qué le hicieron a Santiago?
- le siguieron un juico muy largo, al fin quedo libre pero no volvió a pintar.
Siempre le hacía sufrir mucho el recuerdo de su alumno muerto.
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